jueves, 22 de octubre de 2009

Relato, Mi Querida Soledad


Las olas rompen contra el paseo, calmadas, aunque con furia reprimida.Las luces se reflejan en el agua, oscurecida por la noche. La suave brisa trae el aroma a mar hasta mí. Cierro los ojos y te recuerdo. Una lágrima furtiva cae por mi mejilla. Miro al infinito y te anhelo. En alguna otra orilla estás tú mirando el mismo mar, como todas las noches de luna llena. Fue tu promesa de amor eterno.

“No importa cuando te quieras alejar de mí, siempre te amaré,nuestro mar, será testigo”.

En el momento que esas palabras manaron de tu boca, con una mezcla de odio, resignación y dolor por mi abandono inminente; jamás imaginaste lo proféticas que resultarían. No he podido compartir ese mar con nadie, evito su cercanía, sobre todo en la noche.Delante de él solo quiero estar sola, sino es contigo.

El mar, ese mar, nuestro mar,me quita la coraza que me he puesto y desnuda mi alma.Solo tu sabes lo que hay dentro, y ni tu sabes lo que yo aún siento. He rehecho mi vida sobre los recuerdos de nuestro amor, pero el mar mueve esos pedazos y destroza mi convicción.

Con la última ola me ha parecido oír tu voz, en el rumor del viento, en mi alma. Cierro los ojos e intento disfrutar de estos momentos.Soy tuya, aunque no lo sabes, te amo aunque ya me odies. Te tengo anclado en mi pecho y ni sé -ni quiero- quitarte de él.

Te recuerdo, en aquella playa, en nuestra última noche. La suerte ya se había decidido, pero quisimos vivirla como si no hubiera un mañana, porque el mañana me alejaba de ti.Pero sé que no por mucho tiempo
pues no puedo estar sin tí,mi querida Soledad.

1 comentarios:

Voivoda Vlad dijo...

Realmente bien escrito y lleno de evocaciones.

Un saludo.

Publicar un comentario